
El suelo se cubre con una capa brillante de hielo estacional de dióxido de carbono, o "hielo seco", que es aproximadamente de unos 60 cm de espesor. Cuando alternamos imágenes tomadas en diferentes momentos de la primavera, podemos ver que el hielo seco forma grietas que son provocadas por calor del sol (aumento de temperatura) como el dióxido de carbono sólido se convierte en gas y este gas se escapa, llevando arena oscura y polvo.
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